martes, 13 de noviembre de 2007

Un artículo de Carlos Gershenson

Crítica a "La Verdad de la Certeza de Sí Mismo"
Fenomenología del Espíritu
G. W. F. Hegel


Hegel expone en este capítulo cómo es que se alcanza la verdad de la certeza de sí mismo, mediante la lucha de autoconciencias.

En primer lugar, creemos que cualquier en sí, es inalcanzable. Nos podemos aproximar tanto como queramos por medio de la experiencia, y la evolución misma, por diversas configuraciones, pero nunca alcanzaremos una última, donde podamos comprender completamente el en sí, gracias a nuestra finitud, incompletitud, e incomputabilidad. ¡Alegrémonos, ya que siempre habrá filosofía! Pero nunca se alcanzará la verdad, la certeza absoluta... sólo tenemos certezas relativas, las cuales sólo podemos tratar de hacer cada vez menos incompletas.
Sabemos que es injusto criticar a Hegel desde nuestro contexto, no sólo por la acumulación de conocimiento que se ha dado en la humanidad desde que escribió la Fenomenología del Espíritu, sino también porque no puede defenderse ni cambiar de opinión. Pero ni modo, seamos injustos, pues.


Para Hegel, la autoconciencia en sí se contempla a sí misma, y al ser ella misma para ella misma, también lo es en sí, lo que, según Hegel, lleva a la verdad (1) (¿depende de la definición de verdad?). La autoconciencia primero percibe un objeto, y luego se percibe percibiendo este objeto, siendo consciente, autoconsciente de ella misma. De este movimiento deviene la igualdad de sí misma consigo misma. Sólo que creemos que la conciencia no percibe completamente el objeto y sus relaciones con el mundo, como se puede apreciar en la Figura 1: Una autoconciencia como la describe Hegel sería una autoconciencia absoluta, ya que contiene completamente al objeto y a sí misma; mientras que nosotros creemos que las autoconciencias son relativas, incapaces de contener completamente ni al objeto ni a sí mismas. Y si no se comprende completamente al objeto, ni la autoconciencia a sí misma, la verdad no se alcanzará jamás (aunque nos podemos aproximar tanto como queramos...).



Como vemos, la autoconciencia regresa a sí misma, así como el objeto que la conciencia percibe. Según Hegel, "a través de esta reflexión, en sí mismo, el objeto ha devenido vida". Esto es, las autoconciencias tienen que estar vivas, para poder dominar, y determinar a los objetos. La vida es una condición de la autoconciencia. Hegel menciona los siguientes momentos de la vida: su infinitud, por superar todas las diferencias, su cambio permanente, su independencia ya que es por sí y para sí y su temporalidad.


El yo es el objeto de la autoconciencia. Pero para validarse, una autoconciencia necesita ser reconocida por otra. Una autoconciencia aislada, no podría tener al yo como objeto, ya que este surge de la diferencia de los demás, de identificar a los demás identificando a uno. Es a través del reconocimiento de otras autoconciencias que una autoconciencia alranza la verdad de la certeza de sí misma. "La autoconciencia es en y para sí en cuanto que y porque es en sí y para sí para otra autoconciencia".


Por esto, una autoconciencia, para reconocerse, necesita por lo menos de otra autoconciencia, en la cual reflejarse y observarse, para poder retornar a sí misma. Cada autoconciencia, al superar a otra se supera a sí misma. Aunque una autoconciencia podría creer en otra y vice versa, aceptarse la una a la otra, pero las dos engañarse, consciente o inconscientemente. Es así que se forman las creencias colectivas, las cuales pueden ser acertadas o no (aunque después de experimentos en sociedades artificiales, hemos visto que la experiencia tiende a romper las creencias colectivas erróneas). A su vez, como nosotros creemos que las autoconciencias no pueden comprender completamente al mundo y sus objetos, cualquier cosa puede tener más de una explicación, por lo que no necesariamente las autoconciencias percibirán la misma parte del mundo y del objeto, pero aún así tratarán de que las otras autoconciencias las reconozcan.


El "problema" es que las autoconciencias no son iguales, por lo cual se generan conflictos. Cada autoconciencia trata de probarse a sí misma a la otra, y dominarla, por lo que hay una lucha entre ellas, lo cual permite la evolución. ¿Pero tiene caso esta lucha, a pesar de saber que los demás no tienen por qué tener las mismas ideas y percepciones que nosotros? Sí, porque sólo imponiéndose a los demás, una autoconciencia se valida a sí misma.


La conciencia dominadora es referida por Hegel como el señor, y la conciencia dominada como el siervo. El señor depende del siervo, porque es quien le reconoce como señor... si no, sería simplemente un solus rex más... El señor, a su vez, le permite al siervo ser, el cual depende del señor. El señor, como ganador de la lucha, goza del objeto que el siervo transforma. Esto es, el siervo es el que se enfrenta directamente con el objeto, el cual le llega transformado al señor por medio del siervo. Pero es por transformar al objeto que el siervo puede evolucionar mientras que el señor se conforma con gozar, y entonces se pueden invertir los papeles. El señor encuentra la verdad de la certeza de sí mismo en el reconocimiento del siervo.
Para el siervo, el señor es su esencia, el cual determina la verdad del siervo. Al no tener control sobre su propio destino, la autoconciencia servil se siente angustiada. Pero, al servir, tiene un contacto con el objeto, lo cual le da la oportunidad de superarse, a través del trabajo.
El trabajo es formativo. Como el señor no trabaja, se atrofia y no puede evolucionar. Y "la conciencia que trabaja llega (...) a la intuición del ser independiente como de sí misma". Así, a través del trabajo la conciencia servil puede ganar conciencia de sí misma, en sí y para sí, y por lo tanto, su independencia y libertad. Pero si no hay formación, la conciencia servil no podrá evolucionar y alcanzar su libertad. Podríamos decir que la fomración no se da cuando la conciencia servil está conforme, al no sentir angustia, con su condición.
A través de esta dinámica de autoconciencias convirtiéndose en señores y siervos y señores y siervos, es que la humanidad evoluciona. Un eterno conflicto en eterno movimiento. ¿Podría haber en una sociedad conciencias sólo señoriles y/o sólo serviles? Sí, sólo cuando sean al mismo tiempo señoriles y serviles, aunque esto puede ser en distintas escalas. De hecho, podría decirse que todas las autoconciencias son en cierta medida señoriles y en cierta medida serviles.
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1. Podemos marcar una frontera entre el ser en sí y el ser para sí, pero ¿es difusa esta frontera? ¿qué tan separados están?

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